Un olor tan perfecto
y un recuerdo lejano.
La miro desde abajo
en la escalera mecanica.
Su silueta que se pelea
con el cielo del centro.
Es como ese instante
en el que hay agua,
ya no hielo.
Lejos ya de poder ver,
me escondo de los ruidos,
refugiandome en los olores.
Olor a flores, olor a música.
Tan cansado de los días,
largas jornadas de ausencia.
Nuestras ganas de no salir de la cama.
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