La libertad subyacente
tras la palabra,
que hace que nos diferenciemos
de las personas.
Que hace que nos parezcamos a lo animales,
instintivamente amando por instinto.
Cada segundo convergente
en la musicalidad,
convergente en el imaginario
popular.
En las canciones autóctonas
y los mantras del Himalaya.
Un río hace un ruido.
Un hombre enciende un fuego.
Un río hace ruido
y encierra al hombre y su fuego,
y finales sucesivos e instintivos
y palabras repetidas.
Sólo la sensación
de que se esta haciendo algo
que roza la divinidad,
o la la naturaleza.
En todo caso esta en cada uno
decidir el carácter divino
de su naturalidad.
miércoles, 8 de octubre de 2008
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