miércoles, 11 de junio de 2008

Del que volvió.

Calor, calor,
y caigo.
Cai.
Todo se repite una y otra vez.
Un solo instante que dura minutos,
incluso las propagandas.
Noche y dia,
al mismo tiempo.
Un instante,
un segundito,
que no puede
ni con licencias extraordinarias,
ser medido,
en ninguna clase
de escala humana.
Las medidas del hombre
resultan vulgares,
frente a esto,
que se me descubre.

El amor de los hombres
no una parte de la vida
sino vida en si mismo.
El tiempo no una suceción lineal,
sino un punto en si mismo,
al punto que me resulta ingenuo,
hablar de un punto en la historia.
Cuando se niega justamente,
la sucesion de la misma.

Un punto eterno,
nos miente su prolongación.
Un barrilete cuya cola,
es inexistente.
El tiempo un punto,
un instante y una pregunta.
Y todo converge,
y una paz disidente
de cualquier otro tipo paz.
Paz olor de mujer.
Paz que no es tranquilidad.
Paz que no es reconfortante.
Una paz que invade cada esquina,
ahora convergente ,
en un punto temporal.

Dios en su explendor,
con sus miles de rostros,
y millares de brazos.
No podría ser mas humilde.

Dios siendo luz y sombra.
Siendo guerra y paz.
Dios siendo sol.
Los ojos cerrados
empiezan a llorar,
ahora que justamente cerrados...
ven.

No hay comentarios: