Te dignificas luego de nada,
como si golpearas
tus zapatillas contra ese cantero
para sacarles la arena.
Es en esas cosas
que se atisba el determinismo.
Hay un orden
que no puede ser negociado
bajo ninguna circunstancia.
Hay un orden que necesitas
que necesito
que necesitamos.
Nos llama la costa
que nunca conocimos,
la selva y el hambre.
Nos llama la selva.
Esta va a ser la justicia,
y no alcanzan ni todos
los granos de arena
ni todas las gotas de agua
que hay en la playa
y en tus ojos
para nombrarla.