Vetas de la madera
que bajo mis pies
escuchan mis pasos.
Letras de libros
que bajo mi mirada
quieren ser importantes.
Imponerse y comunicar.
Hombres que vienen
de orillas distintas
que bajan de aviones,
que bajan de barcos.
Hombres ciegos,
juegan en los jardines
nevados y silenciosos.
Donde nadie piensa nada
donde nada puede ser dicho
bajo ninguna circunstancia.
En esos jardines,
nuestras letras
son balas.
domingo, 2 de noviembre de 2008
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